¿Por qué Cajón De_sastre?



Sastre, tra.

(Del prov. o cat. sartre, sastre, y este del lat. sartor). 1. m. y f. Persona que tiene por oficio cortar y coser vestidos, principalmente de hombre.


Cajón. (Del aum. de caja). 2. m. Receptáculo que se puede sacar y meter en un hueco determinado, al cual se ajusta, de un armario, una mesa, una cómoda u otro mueble.

Pero, definitivamente…

Cajón de sastre. 1. m. coloq. Conjunto de cosas diversas y desordenadas. 2. m. coloq. Persona que tiene en su imaginación gran variedad de ideas desordenadas y confusas.


Todos sabemos que existen las palabras “cajón de sastre”, esas que utilizamos para meter todo aquello que no está muy bien definido (como cuando vas al médico y te dice que tienes “neuralgia”; es decir, que no sabe porqué te duele lo que te duele); existen cosas “cajón de sastre” (aquellas que tu madre utiliza para casi todo, dando rienda suelta a si imaginación); existen oficios “cajón de sastre” (esos en los que haces de todo y además acostumbran a llevar un nombre extraño, para que nadie entienda muy bien en qué consiste). Hay expresiones “cajón de sastre”, personas, comidas… ¿cuántas cosas pueden ser “cajón de sastre”?


Me parece a mí que, como su propio nombre indica, “cajón de sastre” es un cajón, o una caja grande, como prefiera el lector [¡y que viva mi capacidad deductiva!] donde todo entra y nada cabe, ese sitio donde metemos de todo un poco, desde aquello ridículo hasta lo trivial; es decir, como si fuera un pozo sin fondo (bueno, un cajón sin fondo).
Y me imagino que, en ese cajón de sastre sin fondo, donde, inconscientes de nosotros, metemos de todo un poco cada vez que hacemos de algo un “cajón de sastre”, cada vez que el sastre quiera ir a buscar, por ejemplo, las tijeras, tiene que armarse de paciencia, remover y remover en ese barullín de cosas variadas, acordarse de todos nosotros, que metemos tanto zarrio en su pobre cajón, y cruzar los dedos para que sea él quien encuentre las tijeras y no las tijeras las que le encuentren a él antes.

Y es que a veces me pregunto: ¿por qué habrá llegado el cajón de un sastre a ser expresión…“cajón de sastre”? [y tendrá que valer la redundancia, porque a falta de un sustito para el lleno cajón no se me ocurre otra cosa].

Bien es verdad que en los costureros de nuestras casas podemos encontrar de todo, no solo agujas e hilo, sino también botones, pinturas, alfileres, un trozo de jabón, telas de todos los colores, imperdibles [es aquí donde vienen a parar cuando se pierden, está demostrado], extraños trozos de cartón y de plástico, piezas de lego, un muñeco de play mobil, tuercas y tornillos, un pincel, las gafas de la abuela, una pelota de ping-pong, tiritas…y un largo etcétera. [Si, ahora todos pensáis que esto es una soberana tontería, pero ir y mirad, a ver qué encontráis en vuestros costureros]

Quizás la historia de esta expresión solo es una jugarreta de la lengua, y resulta que tanto meter cosas en el cajón del desdichado sastre terminó siendo éste un cajón desastroso.

Y puestos a dejar que fluya la paranoia…imaginemos que el mundo es un enorme cajón de sastre, o si lo preferís un enorme cajón desastre, que a lo mejor estamos más acertados; y cada uno fuéramos un carrete de hilo [y alguno ya estará pensando en su color, grosor y composición cuando eso es lo más trivial en este asunto].

Y es que a lo mejor con tanta paranoia no estamos muy lejos de las creencias griegas, donde las tres moiras del destino (parcas para los romanos) Cleo, Laquesis y Átropo, cumplían cada una su función en relación a la madeja de tu destino; la primera lo desenmarañaba, la segunda lo tejía y la tercera cortaba el hilo, y ya no había vuelta atrás [en resumen: que cogían tu destino, hacían un trapito con él, cortaban el hilo y estirabas la pata].

Volviendo a nuestra visión del mundo “cajón desastre”, donde todo el mundo mete cosas de todo tipo, tanto servibles como inservibles, donde todo fluye de allá para acá y de acá para allá. De repente… dos carretes de hilo hoy se chocan, y pasan horas y horas juntos, hoy me enredo contigo, luego deshacemos el nudo que hemos formado, mañana te hecho el lazo… [adelante los mal pensados, pues dicen: “piensa mal y acertarás”] y al día de mañana nuestros dos carretes de hilo se encuentran tejiendo patucos y baberos y cambiando pañales [¡oh! Qué bonito] Esperemos que al día de pasado mañana no encontremos a nuestros carretes de hilo con su tejido en los juzgados, donde los señores abogados-dedal y juez-tijera tengan que cortar el trapito dejando mil cabos sueltos…

Y es que en realidad el “cajón de sastre” es como el anuncio de Coca cola: Para los altos, para los bajos, para los gordos, para los flacos, para los feos, para los guapos, para los solteros, para los casados… [no sigo, porque todos nos lo sabemos].
Así pretendía ser mi Blog, que finalmente pasó a ser un Fotolog y que, cosas de mi particular trapito del destino y las caprichosas parcas…hoy vuelve a sus inicios y renace con la idea original de ser como esta bonita expresión que todos conocemos y nadie utilizamos: “Cajón de Sastre”; y esperando que no se convierta en un cajón desastre.

[Texto: Versión integra de:http://www.fotolog.com/nya_89/24567754 ]

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